MEMORIAS ???

La Constitución Española cumplirá este año 30 primaveras, a pesar de todo lo cual sigue podríamos decir casi virgen. Todavía seguimos rindiendo tributo a ese sacrosanto momento llamado "transición" y en aras de que continue siendo "intocable" olvidamos a las víctimas de la Guerra Civil.

Esto no es más que vivir con miedo.

Tantos desaparecidos, fusilados, muertos injustamente, fueron olvidados y además abandonados. Se calló todo, decían, por una buena causa, para poder avanzar en el logro de las libertades, y volvimos a enterrarlos, a echarles más tierra encima.

Ahora el mediático Magistrado de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, se ha propuesto ajustar las cuentas del pasado en este país, después de su tour por Sudamérica.

No es que este hombre sea santo de mi devoción, ni siquiera tengo claro si pasar página es más o menos doloroso. Sin embargo esas familias que perdieron injusta y brutalmente a los suyos tienen derecho por fin a saber donde están y todas las circunstancias que rodearon su desaparición.

Según Paul Preston, cuyo libros me apasionan, los muertos en la retaguardia franquista podrían cifrarse en 180.000. Ignoro cuantos de estos quedan fuera de los Registros, tanto eclesiásticos como institucionales. Una barbaridad en cualquier caso.

Durante una temporada trabajé en un partido judicial donde se libró una de las batallas más cruentas de la Guerra Civil. No llevaba ni dos días en mi destino cuando conocí uno de estos casos. Unos sobrinos estaban buscando a su tío, necesitaban saber si su muerte se hallaba inscrita en nuestro Registro Civil. Normalmente no se puede hacer una búsqueda tan exhaustiva como la que ellos pretendían, pero me ofrecí voluntaria para ayudar a quien le correspondía hacerlo. Después de tantos años sólo tenían una especie de certificado del ejercito republicano en el que se afirmaba que su tío había sido visto por última vez en la sierra de... , ahora no recuerdo el nombre. Sin embargo ni en las iglesias de los pueblos cercanos ni en nuestro Juzgado existía rastro alguno de aquél hombre. En los casi dos años que permanecí allí se sucedieron las llamadas con casos como este.

Los ancianos del lugar recordaban historias que ponían la carne de gallina y sobre todo afirmaban que en todas las cunetas podrían encontrarse restos humanos por el alcance de la masacre. Algunos incluso al remover el terreno para construirse una casa habían encontrado sorpresas.

Esperemos que Garzón con su pericia obtenga resultados, que todo esto sirva por fin para hacer justicia con las víctimas, para tranquilizar a las familias, para que institucionalmente se asuma la responsabilidad de estos hechos.

Hasta que todos estos asuntos no queden zanjados, hasta que no nos deshagamos de tanto lastre, de tanta mugre atrasada no se podrá de verdad avanzar. Es simplemente una cuestión de respeto.