Hace muchos días que no escribo nada, tal vez porque he estado muy ocupada o tal vez porque no necesitaba hacerlo. Hoy si tengo ganas de explayarme un poco.
He viajado, he visitado otros lugares, he visto a personas que hacía tiempo no veía, he bailado, he cantado, he celebrado, he sido consciente, sobre todo he reído mucho y en definitiva he vivido confiada y feliz.
En eso consiste todo en concentrarse en la vida cada segundo sin buscar una razón, sin perderse, como suele hacer mi mente revolucionada, analizándolo todo.
Cuando me siento así conectada con mis emociones, sintiéndome feliz, aparece todo lo que necesito. El universo es una gran orquesta y el director es uno mismo.
En mi mundo de leguleyos había pasado desapercibida la ley más importante, bueno quizá la segunda más importante detrás de la ley de la gravedad, tachan, tachan: LA LEY DE LA ATRACCIÓN.
Es una ley física fundamental y absoluta que supone en síntesis que atraes todo aquello en que concentras tus pensamientos. Nuestro cerebro envía impulsos eléctricos, energía en definitiva; y esas vibraciones son como un imán, funcionan atrayendo a los similares.
Si nuestras emociones son de felicidad, nuestros pensamientos son positivos y atraen situaciones y personas positivas, es como si se produjese una invocación a la prosperidad y la fortuna.
Estos últimos días he podido comprobarlo, he vivido situaciones y conocido personas que vibran en la misma frecuencia que yo.
Ya no tengo miedo de sentir la felicidad pura que a veces me invade, ni de fantasear con esos sueños mios que ahora me resultan totalmente posibles.
Hoy me comprometo a hacer todo lo necesario para conseguir todo aquello que quiero y agradezco vivir cada día, porque la vida es maravillosa.
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