miércoles, 16 de abril de 2008

SER YO MISMA.


Desde pequeños nos obligan a desechar nuestros ideales propios, pertenecemos a una manada y nos adaptamos al entorno, a quienes nos cuidan y nos protegen.

Así cuando crecemos hemos aprendido a fingir muchas cosas, nos escondemos tras las máscaras, como si tuviésemos vergüenza de rebelarnos. Nos enseñan de todo menos a ser nosotros mismos.

Sin embargo, sólo existe una clase de felicidad en el mundo y consiste en ser uno mismo.

En eso consiste de verdad para mi la libertad. Ser capaz de dejar atrás la máscara, a pesar de las críticas y mostrar con naturalidad mi propia individualidad, ni mejor ni peor que la de otros, pero sólo mía.

Es más fácil ser natural que dejarse arrastrar o caer en la comparación, en la imitación, en la competición.

De donde nos viene el afán por compararnos, si en realidad somos únicos. Ninguna persona se parece a otra, ninguna persona vive las mismas experiencias, aun estando en el mismo entorno.


Nos hemos hecho un lío con las pretensiones, la ambición, las luchas cotidianas.


Es mucho más fácil ser feliz y sembrar semillas de felicidad y contagiar a los que nos rodean de felicidad. Compartir la alegría es un acto de amor, el mayor acto de amor, hacia los demás y hacia uno mismo.

Por eso medito, porque me siento centrada en el presente, me libero de las proyecciones, de las pretensiones y de las ambiciones. Me siento libre y desapegada.

Tengo mis proyectos y mis metas, pero he aprendido a disfrutar del camino y ahora se que mi felicidad no depende de los resultados, depende sólo de mi.

1 comentario:

  1. me gusto el tono de esta entrada… muy optimista =) Estoy de acuerdo contigo… pero como suele ser en la vida, mas fácil decirlo que hacerlo. Especialmente si uno es adolescente y las presiones vienen de norte, sur, oeste y este.

    Los seres humanos tienen la necesidad de ser uno mismo, pero también pertenecer a una comunidad. El desafío esta en balancear los dos.

    =) cuídate
    Saludos de Washington D.C.

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